Mercan Dede pasa la mitad del tiempo en su Estambul natal y la otra mitad en Toronto (Canadá); de su tierra recoge ritmos y melodías propios sobre todo de la tradición musical sufí turca, y en su país de residencia aprende a enriquecer esa tradición con las infinitas posibilidades que ofrece hoy en día la tecnología en la creación y la interpretación musical. Un genio que, si en sus discos emociona, en directo llega a estremecer con la inclusión de una bailarina derviche que llega al éxtasis a través de la danza y con la implantación de una atmósfera mágica, casi mística. Uno de los máximos exponentes mundiales de la mejor simbiosis entre tradición e innovación.
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