martes, 13 de agosto de 2013

Las mejores obras del Canto Gregoriano interpretadas por el coro de monjes benedictinos del monasterio de Santo Domingo de Silos(Burgos)



En la historia de la música, a veces los nuevos conceptos se anticipan y otros se atrasan, pero los fundamentales coinciden con la evolución misma de la humanidad y, en muchas ocasiones se repiten.

La monodia, como la polifonía son conceptos, maneras de entender el arte musical y las dos son artes de gran potencialidad, aunque la primera se haya mantenido como expresión musical durante mas de cinco milenios. 

La iglesia, la organización social mas culta, mas ricamente espiritual de Occidente, la mantuvo durante mas de 1000 años de manera exclusiva, y es en ella, esencia del Canto Gregoriano, en donde, como en ninguna otra se enraíza profundamente el alma humana con la de dios.

El ritmo libre de la melodía permite la realización de esos largos melismas que parecen volar, planear y que nos liberan de todo lo terrenal, como transportándonos a otro mundo a una dimensión de lo etéreo.

El éxito actual del canto gregoriano pone de manifiesto que por primera vez en mucho tiempo, el hombre ha vuelto sentir la necesidad de escucharse a si mismo.

El Canto Gregoriano

La tradición se atribuye a san Gregorio Magno (†604) la creación del canto gregoriano remonta al parecer, a su propio biógrafo, Juan el diácono (†882). San Gregorio Magno fue efectivamente un gran reformador de la iglesia de la liturgia e incluso del canto, pero no es posible pensar que él solo, y precisamente en su corto periodo de su pontificado (590- 604) pudiera componer ni aun recopilar el vastísimo labor real de este Papa

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